Los alumnos con TADH requieren una atención especializada y constante, en un sistema cooperativo entre familia-centro educativo-profesional. Para que todo este esfuerzo no sea estéril es preciso que el alumno colabore, algo que no hará si no está motivado. Para motivarlo propongo esta línea de actuación:
- Garantizar que el alumno recibirá esa atención; para ello deberá adaptarse la ratio.
- Ubicar al alumno en un lugar donde se encuentre cómodo. No dudar en cambiarlo de sitio si con ello creemos que mejorará su atención.
- Encargarle actividades que requieran movimiento para canalizar su energía (borrar la pizarra, repartir folios...) ,anticipándonos a los impulsos que lo llevan a interrumpir la clase cuando no es conveniente.
- Reconocer sus progresos y premiar su esfuerzo.
- Hacerlo sentir protagonista con "cargos de responsabilidad" (recoger las redacciones y ordenarlas alfabéticamente, comprobar que las luces quedan apagadas al final de clase, controlar los plazos de préstamo de libros...).
- Facilitarle los contenidos con una metodología audiovisual.
- Conversar con él periódicamente y en un clima de confianza alabar sus éxitos pero también recordarle los aspectos en los que debe esforzarse.
- Destacar siempre sus cualidades como modo de reforzar su autoestima.